sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Y A MÍ QUIÉN ME RESCATA?




TECHO Y COMIDA. Dirección: Juan Miguel del Castillo. Guión: Juan Miguel del Castillo. Fotografía: Manuel Montero y Rodrigo Rezende. Música: Miguel Carabante y Gabriel Quiñones. Intérpretes: Natalia de Molina, Mariana Cordero, Jaime López, Mercedes Hoyos, Gaspar Campuzano, Montse Torrent.

Jerez de la Frontera, año 2012, Rocío es una madre soltera que no recibe ningún subsidio ni ingreso alguno y lucha cada día por dar una vida digna a su pequeño. Mientras, en el país donde vive Rocío sólo se oyen noticias de corrupción, rescate financiero o éxitos futbolísticos. Un país lleno de obstáculos para ella y donde si no fuera por la solidaridad de una vecina y el amor por su hijo, sería imposible sobrevivir.


 Sí, ese país es España, y como Rocío hay millones de casos parecidos; historias que se resisten a quedar en el olvido y el cine es una buena manera de recordarlo. La película, como era de esperar, es un drama desgarrador al que no le hace falta caer en excesos ni hurgar en las heridas, ya que la simple narración de los hechos se basta por sí misma. La cámara se limita a retratar y seguir los pasos de Rocio buscando trabajo o comida y lo que queda constancia en todo momento es de estar viendo algo rotundamente realista y veraz. Sí, "Techo y comida" es un drama sin contemplaciones que no da muchos respiros; sin embargo, el  guión combina con bastante dinamismo las pequeñas subtramas que rodean a la protagonista, haciendo que la historia no parezca tan monótona ni que nos quede la sensación como espectadores de estar ante un drama que nos va ahogando cada vez más.


 Por su parte, Natalia de Molina lleva magníficamente el peso de la película en una interpretación sincera y efectiva en la que no hay ninguna gota de sobreactuación; un regalo de personaje que aprovecha a la perfección. También es digno de mención, el trabajo de las actrices que hacen de vecinas de Rocío con Mariana Cordero a la cabeza.
 Habrá una parte del público que no querrá sentarse en un cine para ver la historia de Rocío y sufrir con ella, es comprensible. De todas formas, nunca está de más una buena ración de realismo cinematográfico bien contado, no para aliviar conciencias por supuesto, pero sí para que tengamos presente que lo que le pasa a Rocío está a la orden del día en nuestro entorno diario, especialmente en estos días en los que tenemos la misión ciudadana de reflexionar.


CALIFICACIÓN: 7

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