Dirección: Roberto Pérez Toledo. Guión: Roberto Pérez Toledo y Peter Andermatt. Fotografía: Juan Antonio Castaño. Música: David Cordero. Intérpretes: Verónica Echegui, Álex García, Fernando Tielve, Nacho Aldeguer, Mariam Hernández, Paloma Soroa, Antonio Velázquez.
Emma es una joven ciega que ha aprendido a desenvolverse con autonomía y se muestra ante los demás como una chica segura de sí misma y vitalista. Además, tiene un objetivo claro en la vida: está obsesionada en ser madre y quiere serlo sin necesidad de enamorarse. Emma simplemente busca lo que ella llama "el espermatozoide perfecto".
El debut de Roberto Pérez Toledo en la dirección arranca de manera excelente: una historia interesante, narrada de forma original y con unos diálogos convincentes. Además, la trama principal de Emma se acompaña de las pequeñas historias de los personajes que la acompañan. Algunas de ellas, como la interpretada por Mariam Hernández, son capaces de eclipsar por momentos las vivencias de la protagonista.
En su segunda mitad, las vicisitudes de Emma pierden algo de fuelle. Pasada la primera hora, el interés va decayendo. Se agradece, sin embargo, que a la hora de llegar a conclusiones, la película huya de los derroteros más convencionales y sentimentales y apueste por un desenlace poco complaciente para el público más facilón. Un acierto, sin duda, aunque no consigue quitarnos la sensación de que nos falta algo. De todas maneras, el espléndido trabajo de todos sus intérpretes capitaneados por una magnífica Verónica Echegui, suponen un gran valor que compensa cualquier altibajo.
En definitiva, un debut notable y prometedor que no está teniendo la suerte que merece en la cartelera actual, y eso que supera con creces la media de calidad de los films que copan los cines. La escasísima promoción hace que producciones modestas como ésta, que dependen tan desesperadamente del boca-oreja, no pasen de las dos semanas en proyección en la mayoría de capitales. Una lástima.
CALIFICACIÓN: 6-7
Actrices en la oscuridad.
Verónica Echegui borda en este drama romántico un personaje de gran atractivo para cualquier actriz. Evidentemente, no es la primera intérprete que se enfrenta a un personaje invidente. La indefensión que implica la ceguera hace que sea un factor ideal para las protagonistas de los films de terror. Así, hay ejemplos inolvidables como Audrey Herpburn en "Sola en la oscuridad", Mia Farrow en "Terror ciego", Emily Watson en "Dragon Rojo", Bryce Dallas Howard en "El bosque", Uma Thurman en "Jennifer 8" o nuestra Belén Rueda en "Los ojos de Julia".
Emily Watson
Mia Farrow
Belén Rueda
Audrey Herpburn
Bryce Dallas Howard
Uma Thurman y Andy García
Pero el cine no sólo nos ha dado heroínas ciegas en films de misterio y horror. En 1965 Shelley Winters demostró a su entorno como gracias a su ceguera se puede llegar a la verdadera esencia de las personas superando cualquier barrera racial en "Un retazo de azul". Una historia de amor que le valió el Óscar a la mejor actriz de reparto. Otro ejemplo de la ceguera como vía para llegar a la belleza interior sin prejuicio alguno, fue el de una jovencísima Laura Dern en "Máscara": la historia de un joven con una grave deformación craneal.
Shelley Winters y Sydney Poitier, amor a prueba de racismo
Laura Dern en "Máscara"
Finalmente, la ceguera en su faceta más cruel y desoladora, como el elemento definitivo para colmar un vaso lleno de desgracias. Este aspecto fue perpetrado por ese gran torturador, amado y odiado a parte iguales, llamado Lars Von Trier. En "Bailar en la oscuridad", la sufrida Björk padecía una calamidad tras otra a medida que se iba quedando ciega. Sólo durante unas momentáneas y geniales escenas musicales, la protagonista era feliz y el público descansaba por unos minutos antes de una nueva tanda de penurias.
Björk
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