EL ÚLTIMO CONCIERTO (A LATE QUARTET). Dirección: Yaron Zilberman. Guión: Yaron Zilberman y Seth Grossman. Fotografía: Frederick Elmes. Música: Angelo Badalamenti. Montaje. Yuval Shar. Intérpetes: Christopher Walken, Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Imogen Poots, Mark Ivanir, Liraz Charih, Wallace Shawn.
Con unos meses de retraso nos llega esta producción del desconocido director Yaron Zilberman; una película cuyo estreno en Estados Unidos tuvo muy poca promoción y consecuentemente, un escaso éxito a pesar de las buenas críticas y de lo atractivo de su reparto. "El último concierto" es la historia de un cuarteto que ha permanecido unido durante 25 años. El posible abandono por enfermedad de uno de sus miembros, desencadenará en un conflicto donde no faltará el combate entre egos, la traición y los reproches que durante años han quedado sepultados por la solidez del grupo.
En un cuarteto musical todos dependen del resto, no hay individualismo posible. Sin embargo, cuando se rompe la conexión entre los mismos, cada personaje expondrá de manera implacable su propio "yo". La película utiliza como metáfora de su argumento el Opus 131 de Beethoven, una pieza de unos 40 minutos que según su autor se debe tocar sin interrupciones. Esto tiene como consecuencia que los instrumentos se desafinen y cada intérprete debe acoplarse a sus compañeros sin parar de tocar.
"El último concierto" se adentra en cada trama personal con la misma delicadeza y precisión que los personajes emplean al tocar sus instrumentos. Los diálogos resultan creíbles y los momentos más dramáticos nunca llegan a ser excesivos. Todo está bien calibrado y sus intérpretes están impecables. Especialmente conmovedor el trabajo de Christopher Walken. Una película que se disfruta como una buena pieza musical y que quizás por su entorno en un Nueva York invernal o por el contenido de sus historias, podría recordarnos al Woody Allen más serio e intimista.
Sólo se le puede achacar algún altibajo en el ritmo o algún tramo donde parece que todo vaya un poco a la deriva. Sin embargo, esos poco relevantes defectos se suplen con creces con un emocionante desenlace. Una película recomendable e imprescindible para los amantes de la música.
CALIFICACIÓN: 7-8
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